¡Mamacitas!: Sexualidad en la maternidad

Aún cuando la maternidad y la sexualidad son dos experiencias que forman parte de la vida del ser humano, pareciera que son como el agua y el aceite, no se mezclan. Es como si se tiene una, no se puede tener la otra, porque así es la vida y punto. 

Lamentablemente, esto obedece a la creencia de una serie de ideas erróneas y simplistas que colocan a la mujer, o persona con vulva, en la posición de ser humano cuyo objetivo principal, y por ende única fuente de felicidad, en esta vida es reproducirse, convirtiendo al sexo en un medio para conseguirlo. 

Una vez convertida en madre, esta persona tiene un solo camino: ser solo madre y como se nos ha enseñado por siglos y siglos, una madre no tiene deseo sexual, una madre no tiene sexo. De hecho, si te pedimos que te imagines a tu propia mamá en alguna situación erótica, te parecerá “raro” por lo bajo. 

Todo lo anterior, se debe a una falta de educación sexual integral que nos hace entender que todos somos seres sexuales desde el día que nacemos hasta que morimos y que las mujeres son tan sexuales como los hombres, por ende, la experiencia sexual es tan catalizadora y placentera para ellas como para ellos. O al menos así debería ser en toda etapa. 

El problema también es que nos cuesta entender que la sexualidad no es una experiencia estática sino que va cambiando. Nada en nuestra vida permanece intacto por siempre y en el sexo pasa lo mismo. 

Durante el embarazo hay cambios hormonales, físicos y emocionales importantes para la mujer, lo que generalmente hace que cambie la forma en que ha  vivido hasta ahora su sexualidad ¡y eso es totalmente normal! no tiene nada de malo ni devastador. Ahora, nunca es bueno generalizar, ya que hay mujeres que durante el embarazo aumentan su deseo sexual y hay que reiterar acá lo que dicen los expertos, el sexo durante el embarazo es totalmente saludable, siempre y cuando tu médico no te diga lo contrario, ya que hay casos de embarazos riesgosos. 

También es normal que la mujer presente una disminución de su deseo sexual durante la etapa del puerperio (6 a 8 semanas aproximadamente después del parto). Es casi lógico, imagínense la explosión hormonal que implica todo este proceso, el estrés en especial para las primerizas, que de seguro preferirían dormir mil veces antes que tener sexo. Además, hay que recordar que durante esta etapa disminuyen las hormonas sexuales (estrógeno y testosterona) para generar liberación de prolactina que permite la producción de leche. O sea, todo el proceso es perfecto, tal como es. 

Por otro lado, la maternidad también nos invita a reencontrarnos con nosotras mismas, con ese nuevo cuerpo, con ese nuevo Yo. Es un camino de autodescubrimiento realmente maravilloso cuya base es el reconocimiento del erotismo y de la aceptación del cuerpo. Porque a pesar de todo lo anterior, la maternidad no hace que nuestra parte erótica muera o desaparezca, sino que se comience a construir o a reconstruir desde otra vereda. 

¿Cómo retomarla? con mucho amor y paciencia hacia ti misma, conectándote de nuevo y de a poco con tu cuerpo, sintiéndote bien, feliz, sin apuros y visualizando en este nuevo cuerpo, un nuevo erotismo al que puedes sacar partido mediante el uso de unalencería coqueta, sensual o cualquiera que se ajuste a tu estilo, sin importar si es para usarlo para tu pareja o para ti misma. 

La lubricación vaginal también puede cambiar, pero debemos dejar de leer artículos o escuchar información sobre este ítem que realmente angustia a cualquiera. De hecho, es un mito que la lubricación y excitación sexual femenina siempre van de la mano. Hay mujeres excitadas que no lubrican y al revés, mujeres no excitadas que lubrican. Ahora, en caso de tener alguna insuficiencia en este ítem, existen los lubricantes íntimos que podemos ocupar para nuestro beneficio. 

Ahora, para quienes acaban de ser mamás, el llamado es a escuchar sus cuerpos y no obsesionarse con la idea de que hay que volver a tener sexo cuanto antes. Y en caso de contar con una pareja, es ideal conversar de este tema, que la pareja sea un apoyo en este tiempo y no un detonante de exigencias y generación de complejos. 

La maternidad al igual que la sexualidad es una EXPERIENCIA REAL, y como tal, tiene sus momentos altos y sus momentos bajos, tiene sus lecciones y aprendizajes. Y es importante que dejemos de idealizar todo y empecemos a vivir desde la única verdad: la propia.